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Literatura prosista
LA LITERATURA EN EL SIGLO XVII
La prosa no novelesca - 5ª parte
Principales autores prosistas (continuación)
Baltasar Gracián
Introducción biográfica
altasar Gracián nació en Belmonte, Zaragoza (1601-1658). Pasó parte de su infancia en Toledo, donde inició sus estudios. En 1619 ingresa en la Compañía de Jesús y sigue estudios en los colegios de la Orden de Tarragona, Calatayud y Zaragoza, hasta su ordenación sacerdotal en 1627. A partir de esta fecha, fue profesor en colegios jesuitas de Valencia, Lérida, Gandía y Huesca. En esta última ciudad, al calor de su amistad con Lastanosa (un noble de gran cultura que mantenía un círculo de intelectuales en la ciudad) comienza a publicar sus obras. Todavía tuvo otros destinos dentro de la Orden, hasta que en 1658 fue castigado por su continua desobediencia (tenía prohibido publicar). Murió a finales de este mismo año.
Obra
Durante toda su vida, Gracián tuvo problemas con sus superiores en la Compañía de Jesús por la publicación de sus obras. Por ello las publicó con distintos seudónimos (Florencio Gracián, Lorenzo Gracián, Lastanosa, García de Mardones), que no ocultaron a nadie la auténtica autoría. Fue un hombre muy dotado intelectualmente, que quizá se sentía molesto porque sus obras hubieran de ser juzgadas y autorizadas por personas cuyos conocimientos consideraba muy inferiores.
Su principal obra es El Criticón (publicada en tres partes, 1651, 1653 y 1657), novela de tipo alegórico. Pero escribió también otras obras de tema político, moral y religioso. La primera apareció en 1637, con el título de El héroe, y es una guía para la consecución del éxito en la vida. Sobre el mismo tema, pero con más implicaciones de tipo político, volvería en varias obras posteriores: El político don Fernando el Católico (1640), El discreto (1646) y el Oráculo manual y arte de prudencia (1647), que son aforismos comentados, un género de gran cultivo en el siglo XVII.
Agudeza y arte de ingenio (1648, versión reformada de una obra anterior, de 1642, el Arte de ingenio) es un análisis del "ingenio" conceptista. En esta obra estudia y da ejemplos de las figuras literarias que sirven a la "agudeza" y al "ingenio" literarios. En realidad, constituye una especie de tratado de retórica, una manifestación de las ideas estéticas que cultivaron y defendieron los escritores conceptistas.
El comulgatorio (1655) es una obra piadosa, escrita para congraciarse de alguna forma con los superiores de su Orden, a quienes la presentó con su auténtico nombre para su aprobación.
La obra de Gracián constituye uno de los mejores ejemplos de prosa barroca conceptista, superada sólo por la de Quevedo.